Por razones de índole práctica, y dado que las Embajadas no son sino pequeñas piezas teatrales, simples y rudimentarias, he reducido al mínimo tanto el número de personajes hablantes como la cantidad de texto asignada (seis personajes con un solo verso cada uno), concentrando todo el peso y responsabilidad del diálogo en los embajadores. Estos son tres en teoría: el moro y dos cristianos (castellano y catalano-aragonés) pero en la práctica los dos últimos pueden ser representados por la misma persona.
La designación de quiénes han de encarnar tales personajes debiera corresponder por completo a la Junta Directiva como responsable del montaje de toda la acción a desarrollar, pero razones festeras para realzar la misión de las comparsas de los capitanes aconsejaron transferir a éstas la facultad de escoger entre sus festeros al respectivo centinela, y los capitanes moro y cristiano fueron asimilados a los personajes del Alcalde y del Lloctinent respectivamente.
Con esta asimilación, en teoría lógica no se pueden enfrentar los dos capitanes en la batalla de arcabucería, sobre todo en la de la tarde, pero en la práctica será factible y conveniente remodelar la escena para que luchen entre sí ambos personajes como sucede en tantos y tantos pueblos de la región- cuando los crevillentinos le tomen gusto a la pólvora y los capitanes sean los primeros interesados en disparar largo trecho, cumpliendo así uno de los cometidos más importantes de su papel.